Def. Gran desig o impuls de viatjar, deambular o explorar el món.

Etim. Paraula anglesa. De l'alemany; Wandern (caminar, practicar senderisme) y Lust (plaer, gaudi).

dissabte, 10 de juny del 2017

Shiraz e Isfahán

Persepolis


By Alessio Oliva


Tras unos días de calor insoportable y poca diversión, hacía falta ir más al norte y buscar frescor y más movida en nuestra aventura por Irán. ¿Donde mejor si no en la ciudad de las flores, de los poetas, de los jardines y del vino? Pena pero que éste último ya no se produce como se hacía siglos atrás, por tema religioso (en Irán el alcohol es ilegal). Es una lástima saber que en la ciudad donde nació el tipo de uva que más me gusta, ésta ya no se produce, pero bueno Shiraz tiene algo más que la hace especial, a pesar de no tener vino…


Mihrab de la Mezquita E-vakil
Allí teníamos una tarea muy importante que cumplir: la extensión del visadoNos faltaba poco para acabar los treinta días de visado turístico y para seguir con nuestro viaje necesitábamos un par de semanas más. Nos faltaba aún Isfahán y Kurdistán. Tuvimos así el primer contacto con la administración publica iraní. Ya sabemos que en estos países la burocracia es un verdadero coñazo. Estábamos listos para perder una jornada entera para conseguir nuestra extensión, así que un día nos despertamos muy pronto y conseguimos llegar a la oficina de inmigración antes de que abrieran las puertas. A pesar de esto conseguimos nuestras extensiones tras 6 horas de espera, entrevistas, pago de impuestos, gente que se colaba, etc….

Shiraz es la ciudad donde nacieron los poetas persas más importantes del país. En el medioevo era la ciudad más importante del mundo islámico y alrededor del siglo XVIII se construyeron y repararon los edificios más importantes que todavía hoy es posible visitar.
Bazaar de Shiraz


Como nos íbamos a quedar unos cuantos días decidimos alojarnos en un hostal un poco más cómodo y agradable. El Taha Guesthouse, el hostal número 1 de TripAdvisor fue el que elegimos para pasar los 5 días que nos quedamos en la ciudad. Esta temporada era la mejor para visitar Shiraz. Los numerosos parques y jardines llenos de flores están en su máximo esplendor en esta época del año. Visitamos las tumbas de los poetas farsi más importantes del país, como Hafez y Sa’di. Miles de pelegrinos visitan cada día estas tumbas para rendir homenaje a sus héroes nacionales. Lo más interesante es que la mayor parte de los iraníes saben de memoria sus poemas y los recitan durante el día entre familiares y amigos. Los iraníes son un pueblo muy culto, además de ser gente amable y hospitalaria.



Tumba de Hafez

Afegeix la llegenda

Shiraz es también la cuna del imperio Persa, a unos kilómetros de la ciudad se encuentra Persepolis, Patrimonio Histórico y Cultural de la Unesco, donde se encuentran los restos del antiguo Imperio de los Acamenides, imperio que ocupaba gran parte del territorio de Asia Central 500 años AC. Tras la destrucción de la ciudad por Alejandro Magno alrededor del 330 AC, todavía es posible pasear por las ruinas donde es posible admirar restos de templos, casas, palacios y tumbas de los emperadores más importantes del Imperio (Dario I, Ciro el grande, etc.…).

Tumba del rey Dario
Ruinas de Persepolis


Detalle de una de las paredes de Persepolis. En esa época,
darse la mano de la manera que se muestra era símbolo de amistad.


Ese día tuvimos mucha suerte porque fue el día de la cultura y se podía entrar gratis a todos los museos. No está mal si pensamos que las entradas en Irán valen 5€ por persona y ese día visitamos, además de Persepolis, dos enormes mansiones con jardines hermosísimos y la famosísima mesquita Masjed-e Nasir-ai-Molk o Mezquita Rosa, una de las más elegantes y fotografiadas del sur de Irán. Su peculiaridad son las ventanas policromadas que crean un ambiente muy elegante y colorado en el interior. Los rayos del primer sol de la mañana reflejados a través de las ventanas crean un juego de colores en las paredes y en el pavimento de la mezquita que invitan a los turistas a pasar mucho tiempo intentando sacar la foto más creativa y cromática.


Sala de columnas de la Mezquita E-vakil

Patio de la Mezquita Rosa
Interior de la Mezquita Rosa, con sus famosas ventanas. 

Detalle de la Mezquita Rosa

Una de las mansiones de Shiraz



La vieja ciudad de Shiraz es donde ahora se encuentran la mayoría de los highlights y donde pasamos gran parte de nuestro tiempo. El bazar, uno de los más bonitos del sur de Irán, con sus tiendas de alfombras, especias y tejidos, mezquitas, fortalezas, madrasas (antiguas universidades), museos y hammams es lo que podemos encontrar alrededor de Shohada Square y Ahmadi Square.
Justo en esta última plaza se encuentra el santuario o también dicho el Aramgah-e Shah-e Cheragh, el edificio más emblemático de Shiraz y uno de los más famosos de Irán. Este mausoleo es una verdadera joya arquitectónica, artística y religiosa. Alberga la tumba de uno de los hermanos del Imam Reza.

Interior del complejo de Aramgah-e Shah-e Cheragh

Los imames en la religión musulmana son como nuestros papas, en el islamismo shiita (el que se practica en Irán) hay 12 imames mientras que en el islamismo suní (el del resto del mundo árabe) hay 4. Dentro de la plaza Ahmadi a parte de los mausoleos y de la mezquita que puede hospedar hasta 3.000 personas rezando, hay una plaza enorme donde la gente local se reúne para hablar, rezar, encontrarse y observar las bellezas arquitectónicas de estos brillantes mausoleos.

Aramgah-e Shah-e Cheragh de noche


Al turista le está prohibido entrar pero nosotros pedimos permiso a la oficina de acogida de extranjeros que se encuentra dentro de la plaza y, después de una visita guiada por los alrededores de la plaza y los varios edificios, pudimos entrar y visitar el enorme mausoleo todo recubierto de piezas de cristales decoradas a mosaicos representando el universo con sus estrellas. La sensación al entrar y al pasear dentro de ese lugar tan mágico es increíble, sientes una energía y una carga espiritual muy intensa, y aunque no seas musulmán tienes ganas de sentarte y meditar.


Interior del mausoleo, Aramgah-e Shah-e Cheragh

Creo que de Shiraz es el recuerdo más intenso que me llevo, además de las decenas de jardines y palacios llenos de flores, olores,  helado de azafrán, historia, gastronomía, cultura y poetas.

¡Flores por todas partes!


Dejamos Shiraz un viernes (intentamos siempre viajar ese día de la semana porque es cuando todo está cerrado) para viajar hacía el destino más turístico de Irán: IsfahánComo todo el mundo nos habló muy bien de esta ciudad, decidimos dejar esa visita al final del viaje, y esto fue un completo acierto. No hay palabras para definir Isfahán, seguramente es LA CIUDAD que más incorpora la esencia y la belleza del país. Es la tercera ciudad más grande del país después de Teherán y Mashad. El escritor Robert Byron en el 1937 comparaba Isfahán con Atenas y Roma como uno de los lugares donde la humanidad alcanza su máximo esplendor.

Jordi y Joana en la plaza Naqsh-e Jahan

Al ser una ciudad muy turística y al no tener mucha oferta de alojamiento de bajo coste, tuvimos que alojarnos en el único hotel para backpackers de la ciudad: el “Amir Kabir”. No ha sido el mejor hotel donde nos hemos alojado, pero está muy bien ubicado, tan solo a 5 minutos andando del bazar y a 15 minutos de la hermosísima plaza Naqsh-e Jahan (“imagen del mundo”).
Esta plaza, con sus 512 metros de largo y 163 metros de ancho, es la segunda más grande del mundo. Los números no son casualidad: si divides 512 entre 163 el resultado es 3,141 (aprox. del numero ), una auténtica joya arquitectónica y de geometría euclidiana.

Por lo largo del perímetro de la plaza hay varios arcos, cada uno tiene una distancia entre si de 3,141 metros y aun más increíble, si dividimos la distancia entre las esquinas de un lado de la plaza con la mezquita o el palacio que se encuentra en ese lado también te da un resultado de 3,141 metros. La plaza es conocida también como Plaza Real o plaza del Imán Jomeini y está situada en el centro de la ciudad de Isfahán. Es considerada como uno de los sitios más importantes del país.

En los dos lados se encuentran: la mezquita Masjed-e Shah, uno de los edificios mas bonitos de Irán, rica de mosaicos con diseños geométricos y motivos florales y caligráficos realizados por los mejores artistas del país en su época, aunque el magnifico portal fue construido de cara a la plaza, la mezquita está orientada a la Mecca, hacia donde todos los musulmanes tienen que rezar cinco veces al día. En el otro lado de la plaza se encuentra la más pequeña pero de inigualable belleza mezquita Masjed-e Sheikh Loftollah. La cúpula de la misma está hecha de mosaicos que cambian de color dependiendo de la luz del día, desde el color crema del mediodía al rosa del atardecer, es pequeña pero su belleza es inconmensurable.


Detalle de la cúpula des del interior de la Mezquita Sheikh Loftollah


Interior de la Mezquita Sheikh Loftollah

Lo más impactante al llegar a Isfahan de noche fue ver la cantidad de gente que se encuentra en los numerosos parques que ocupan la ciudad. Nunca habíamos visto tantos parques, tan bien cuidados y conservados y con una multitud de gente ocupándolos con manteles para picnic llenos de bandejas de comida, juegos de mesa y hasta pequeñas barbacoas para cocinar sus propios kebabs.

Plaza Naqsh-e Jahan por la tarde; llena de gente haciendo pícnics, niños y niñas jugando...

Isfahán es una ciudad que ama vivir de noche a pesar de no tener lugares de diversión como los tenemos nosotros en Europa. Los iranís son un pueblo abierto y sociable, por eso a menudo están fuera de casa y hasta cenan al aire libre utilizando los diversos parques y jardines que tienen a su disposición.

Jameh Mosque, Isfahan

Isfahán es también la ciudad de los puentes. Hay hasta 11 puentes que cruzan el rio Zayandeh, seis de los cuales son nuevos. Los isfahanies aman pasar la tarde paseando por sus puentes peatonales, donde hace años era posible también tomar te gracias a las numerosas teahouses que se encontraban en ellos. Ahora por tema religioso o por, como dicen las autoridades, por conservación del patrimonio artístico, no es posible encontrar ninguna casa de te.

Si-o-Seh Pol de tarde, Isfahan


Los puentes más recorridos por los habitantes de la ciudad y por los turistas son el Pol-e Si-o-Seh  (Pol = Puente) el más largo con 33 arcos y construido en el siglo XV, el Pol-e Chubi y el Pol-e Khaju, con doble piso. Durante el atardecer los puentes se llenan de paseantes, turistas y enamorados que admiran el curso de las aguas del rio, espectáculo que solo pueden ver algunos meses al año, normalmente en verano, cuando el gobierno permite la abertura de los embalses alrededor de la provincia para que el agua llegue a la ciudad y los habitantes y sus turistas puedan disfrutar del frescor que esa conlleva.

Khaju Pol, con toda la gente sentada y mojándose los pies. Isfahan



Cruzando el puente Si-o-Seh se llega a Jofla, antiguo barrio armenio donde es posible visitar unas de las pocas iglesias ortodoxas del país, la hermosa catedral Vank o iglesia de San José de Arimatea, construida entre el 1648 y 1655. El interior de la catedral es una mezcla entre arte islámica y cristiana y los frescos presentes representan las escrituras de la Biblia desde la Génesis hasta la Apocalipsis. También es posible visitar el memorial a los armenios muertos por el genocidio de principios del siglo XX y un museo sobre la cultura y religión armenia muy interesante donde es posible ver una escritura del Corán en un pelo de cabello hecho con una punta de diamante ¡Una locura!

El barrio de Jofla es sin lugar a dudas el barrio más fashion y moderno de la ciudad. Es donde los jóvenes pueden encontrar los bares y cafeterías más trendy y tiendas de ropa más de moda.


Iglesia ortodoxa en Jofla, Isfahan

Aprovechamos del contacto que una amiga que estuvo en Irán el año pasado me dio para encontrarnos con una chica local. Así que un día nos vimos con Bahar que nos llevó a pasear por el Jardín de las flores, un parque lleno de diferentes especies de flores que en esta época del año están en su máximo esplendor.

Pasamos una agradable tarde, tomando te y hablando de los temas más variados. Aquí nos enteramos de cómo los chicos actuales pueden desviarse de la regla de mantenerse vírgenes hasta el matrimonio. Bahar nos explicó que hay la opción de casarse de forma temporal; es decir, puedes ir a un juez que te hace un certificado de matrimonio que te dure una hora, un día o hasta una fecha concreta, la que quieras. De esta forma, si los novios necesitan una habitación de hotel para “estar tranquilos” pueden enseñar el certificado de matrimonio y así conseguirán tener sus relaciones amorosas en la máxima legalidad. Pasada la fecha ya no estarán casados y la familia tampoco lo sabrá nunca.


Bahar nos invitó a cenar a su casa donde conocimos a su nuevo novio y su hijo, un nene súper simpático y muy inteligente. Aprovechamos que Bahar no tenía preparada la cena para aprender algo de cocina iraní, rica de especias, casi como la india pero sin picante, y nos preparó algunos platos muy buenos utilizando especias que nunca habíamos visto antes, como el polvo de limón ¡Muy rico!
Tarde con Bahar, el Parque de las Flores. Isfahan

Durante nuestra estancia en Isfahán nos encontramos con las elecciones generales para la presidencia del Gobierno. Los últimos cuatro años fueron gobernados por Rohani, un hombre de estilo más progresista que empezó un camino hacía la abertura de Irán hacía los países extranjeros.

Irán es un país que por muchos años ha sufrido las consecuencias de la guerra del Golfo Pérsico, la mala fama que los medios de comunicación le atribuyen por sus supuestamente alianzas al gobierno Sirio y por las sanciones nucleares que los países extranjeros les infligieron por culpa de la política nuclear del predecesor Ahmadinejad. El trabajo de Rohani en los últimos cuatro años no ha sido fácil, sobretodo porque quien de verdad gobierna el país es la casta religiosa musulmana presidida por el Ayatollah Ali Khamenei, sucesor de Imam Khomeini que fue quien instauró la revolución islámica en el país y con ello el freno al desarrollo moderno que Irán estaba viviendo antes de los años 70.


Con la nueva victoria de Rohani, el país sigue esperando esa abertura hacia el exterior y el fin de la opresión que limita la libertad de un pueblo que en su interior es abierto, sociable, generoso y listo para enseñar al mundo su rica cultura, belleza interior y amor por el prójimo.  



Jameh Mosque, Isfahan












dissabte, 3 de juny del 2017

Hormuz i Qeshm; les illes del Golf Pèrsic


La platja de Laft en marea baixa, Qeshm


“Hi farà molta calor per allà baix” ens deia tothom quan dèiem que volíem anar a Hormuz i Qeshm, les illes del sud de l’Iran, al Golf Pèrsic. Però també ens explicàvem les meravelles que hi podríem veure: platges increïbles, muntanyes amb minerals de molts colors, unes gorges, dues coves de sal... A mi, personalment, no em motivava de manera especial el fet d’anar a les illes tapada de cap a peus amb tota la calor i trobar-hi platges de sorra blanca on no podria banyar-me, o m’hi hauria de tirar vestida. Vel+ vestit+ pantalons+ aigua+ sorra+ calor= mala combinació!

Però havíem d’omplir 4-5 dies del nostre calendari iranià i des de Kerman no hi havia massa més a veure. Així que finalment vaig acceptar l’aventura illenca, pensant més en el peixet que menjaríem que en el moment bany...ja ho resoldríem d’alguna manera. Així que volta al nostre bus VIP nocturn per arribar a Bandar Abas al matí següent, on agafaríem un vaixell (que també em feia una il·lusió que em moria...) d’una hora fins a Hormuz, l’illa més petita de les dues.


Mural al poble de Hormuz
La nostra guia no ens recomanava perdre l’últim vaixell per sortir de l’illa, ja que no hi havia allotjament. Però la Nadia, la suïssa que vam conèixer a Kerman, ens va donar un contacte d’un artista (i doctorat en Arts!) i tenia una espècie de casa d’hostes on podríem dormir. El vam trucar i no estaria a l’illa, però si anàvem al seu museu, una família ens hi estaria esperant. Sembla que tothom coneixia el nom del doctor Nadalian al lloc, seria fàcil trobar-lo.

El viatge en vaixell va ser tranquil; miraculosament no em vaig marejar! Des de la nau miràvem intrigats l’illa a la qual ens acostàvem lentament. Es tractava d’una illa d’uns 42 km2 amb només una petita població, que majoritàriament viu de la pesca, i un antic fort portuguès en ruïnes. Ve ser relativament fàcil trobar el lloc del doctor; la família que ens hi esperava no tenia ni idea d’anglès però ens vam fer entendre i ens van ficar a una habitació gran amb aire acondicionat i una catifa enorme, allà dormiríem nosaltres!


Platja de Hormuz amb el fort portuguès de fons


El primer dia vam visitar el museu del doctor Nadalian. Era prou interessant (més pel vídeo explicatiu que ens va deixar conèixer la seva tasca a l’illa que per la part de museu en si). Era un home que havia nascut a l’Iran, però havia estat viatjant molt per diferents països, tant per estudiar com per anar millorant les seves tècniques. De tornada a la seva illa, de la qual n’era un enamorat, va començar a treballar amb materials naturals i a ensenyar anglès i art a les dones de la comunitat, per tal que tinguessin unes habilitats amb les quals es poguessin guanyar la vida o, si més no, alguns diners.

Vam anar a fer un petit passeig també per la zona; el fort estava completament derruït, però vam poder veure els pescadors tornant amb les seves captures i les dones amb la vestimenta tradicional de les illes: uns pantalons amb la part de baix amb molts colors (que després vam saber que brodaven a mà), un chador també colorit i una espècie de màscara (a lo zorro!), que elles anomenaven burka, que els tapava la cara. Si aquella calor era insuportable per mi, no volia ni imaginar-me com era per elles.



Família destriant el peix a la platja de Hormuz

Provant-me el burka tradicional, Hormuz

A les 11 del matí ja ens era insuportable estar al sol, anàvem els tres buscant les ombres dels edificis i suats de cap a peus. Així que vam decidir tornar a la casa a descansar. Els propietaris ens van dir que fins les 16h era millor no sortir, perquè tanmateix no es podia fer res fora. Així que res...dinar i siesta time!

Aquella tarda vam agafar una moto amb una espècie de remolc que ens passejaria per tota la illa juntament amb la Fàtima, una amiga de la família. No en tenia idea d’anglès i a l’illa no anava internet, així que fora traductor! Però ella estava molt motivada en acompanyar-nos.


El nostre súper transport! Hormuz


En unes 2 hores i mitja ja havíem donat tota la volta a l’illa. Vam començar visitant la Vall de l‘arc de Sant Martí on es barregen diferents roques i materials creant diferents colors i combinacions que semblen gairebé impossibles de trobar a la natura. Vam passar per varis penya-segats, un d’ells amb pedres punxegudes que semblaven monstres i vam arribar a una zona on hi havia un llac i unes petites coves de sal. El plat fort de la tarda havia de ser el banyet que ens havíem de pegar al final, abans de tornar a la casa. Vam estar passant per moltes platges boniques; algunes grans, d’altres de petites, però totes mig aïllades. Però el conductor va decidir parar-nos al costat del poble, on la platja estava plena d’animals morts i brossa...No cal dir que no ens vam banyar.


La Vall de l'Arc de Sant Martí, Hormuz

Mirador, Hormuz
Vistes des del mirador, Hormuz

Hormuz

A la tornada la Fàtima em va demanar si volia sortir amb ella aquell vespre; era l’aniversari d’un dels imams de l’Iran i al poble hi hauria una celebració. No vaig acabar d’entendre què passaria, a quina hora o que havíem de fer... Però ella es va presentar amb varies opcions de vestits tradicionals per mi, em va maquillar (les celles ben pintades, a lo iranià!) i vam sortir al carrer. Vam marxar sense l’Alessio i en Jordi, allò semblava una cosa de noies. Em van posar el chador de flors pel cap i vam començar a caminar. A sota del vestit portava un d’aquells pantalons fets a mà que, tot i ser la meva talla no eren gens còmodes. El chador em queia del cap tot el temps i me l’havia d’aguantar amb una mà per d’alt, mentre que amb l’altre l’agafava per no trepitjar-lo. Amb tot això no portava les ulleres i no hi veia res de res pel carrer. I elles tan mones: a una mà el bolso, l’altra mà preparada per saludar la gent, uns bons talons i el cap ben alt. Jo tenia la impressió de ser una mala disfressa d’un fantasma de Halloween. Amb tot això, tot el poble estava al carrer: les noies en grupets caminant i els nois en moto donant voltes. La gent t’oferia begudes ensucrades o gelats i tothom estava molt content. Jo no parava de caminar amunt i avall sense saber si teníem un destí concret, de cada cop era més difícil entendre’m amb la Fàtima. Així que vam tornar a casa, menys mal! Allà vaig veure una altra similitud amb el ja esmentat Halloween americà: les dues nenes de la casa van arribar amb una bossa de plàstic plena de caramels que havien arreplegat anant de porta a porta pel barri. A la tornada, i a l’estil de les pelis americanes, van tirar els seus bens preuats a sobre de la catifa per contar-los. El nen de la casa, d’uns 7 anys d’edat, va estar fora sol amb els amics fins passada la mitja nit. En Jordi i l’Alessio, òbviament no eren a casa, ja que la Fàtima m’havia segrestat i no els havíem dit res. Per sort, havien entès el missatge i havien sortit també a passejar. En un moment donat, la Fàtima va desaparèixer de la casa sense dir tan sols adéu, suposo que ja havia complert el seu objectiu del dia: havia estat passejant la guiri per tot el poble, als ulls de les seves amigues i ja tenia prou fotos per omplir el seu Instagram. 



Paradeta dels veïns on es regalaven sucs i gelats, Hormuz

El meu look illenc! 


Ja havíem vist tot el que calia a Hormuz i la relació amb la família amb la qual dormíem era mig estranya així que al dia següent vam decidir anar cap a l’illa de Qeshm.

A mig matí ja estàvem a la casa de l’Assad i la seva família (molt bona gent!) on també s’hi allotjava un australià, en Matt. Al contrari que amb la família de Hormuz, tot i tenir la nostra pròpia habitació, gairebé sempre estàvem al menjador amb els de la casa, ja fos mirant la novel·la de la tarda, llegint o jugant a escacs amb la filla.

Qeshm té moltes coses a veure, la majoria d’elles protegides per l’UNESCO, que va reconèixer part de la zona com un Geopark. La nostra primera visita van ser les coves de sal (una d’elles d’uns 7 quilòmetres de profunditat) i, per fi, un bany al mar! El conductor va ser molt maco i ens va deixar sols per a que jo em pogués posar en banyador... Yuhu!! L’aigua estava calenta, així que no va ser gaire refrescant, però va estar molt bé poder-me treure totes les capes de roba i tirar-me a l’aigua!


Camells a les platges de Qeshm
Interior de la cova de sal, Qeshm

Interior de la cova de sal, Qeshm


Cova de sal, Qeshm




La resta d’atraccions les vam decidir fer en autostop: vam arribar a Laft, poble pescadors ple de badgirs per refrescar les cases i vam anar fins a la gorja de Chahkooh, on cents d’anys de corrents d’aigua van modelar les roques amb formes rodones. Va resultar bastant fàcil parar un cotxe per a que ens portés; vam aprendre que els automòbils petits ens acostumaven a demanar sumes desorbitades de diners per ser turistes, però que els pick-ups ens deixaven anar al darrera de la furgoneta gratis...i era més divertit estar fora observant els paisatges canviants! Un dels conductors fins i tot va parar a comprar-nos aigua per a que no tinguéssim calor. Un cop més, ens traiem el barret davant els iranians. 


Laft, illa de Qeshm


Homes de Laft passant la calorota a sota una ombra, jugant a dominó

Gorja de Chahkooh, illa de Qeshm


Gorja de Chahkooh, illa de Qeshm

Pou a l'interior de la gorja de Chahkooh, illa de Qeshm




Van ser moltes hores de calor, la illa no va tenir les platges de sorra blanca que ens esperàvem i la quantitat de peix que vam menjar va ser més bé escassa. Però els paisatges marcians, un cop més la gent del lloc, conèixer la seva cultura i la família de l’Assad, van fer que l’experiència valgués sobradament la pena.


Platja del poble on dormiem, Qeshm

Passejant pel "nostre poble", Qeshm

Dona amb vestimenta típica treient aigua d'un pou.
Gorja de Chahkooh, illa de Qeshm